En 1979, Basilea, era el escenario de la final de la Recopa que
disputaron el FC Barcelona y el Fortuna de Dusseldorf, que iba a
convertirse en una ciudad de leyenda para el fútbol blaugrana en Europa.
Josep Lluis Núñez fue más allá de la necesaria estimulación de la
plantilla. En un esfuerzo supremo de organización y acercamiento a la
afición, puso en marcha por carretera, en ferrocarril y por vía aérea,
un inmenso "convoy" blaugrana, para ello facilito el desplazamiento de
miles de seguidores que jamás hubieran soñado, de otro modo, viajar
hasta el estadio Saint Jacobs.Aquel río humano, blaugrana que atravesaba media Europa, compuesto por 39.000 barcelonistas, que dibujó un Camp Nou en el estadio Saint Jacobs, contribuyendo de forma sustancial a la conquista de la Recopa, que fue seguida con estupefacción y asombro en todo el continente e incluso fuera de él. Este "convoy" blaugrana ofreció, además, una soberana lección de comportamiento cívico, ejemplar, alegre y entusiasta que cautivó a la opinión pública y que enorgulleció al pueblo catalan, igualmente representado por las "senyeres" que se confundía en un clamor de victoria junto a las banderas blaugranas. Si contar el ferrocarril y el avion, serian 169 autobuses más ocho de refuerzo los que viajaron hacía la ciudad suiza, donde vio jugar también a su fundador.
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