El primer derby entre el Barça y el Espanyol de la historia del Camp Nou
se produjo pocas semanas después de su inauguración, cuando el equipo
barcelonista llevaba una estadística inmaculada en su flamante nuevo
estadio: cuatro victorias en la Liga (ante el Jaén, el Sevilla, la Real
Sociedad y el Athletic de Bilbao) y una en la Copa de Ferias frente al
Birmingham. Sin duda, el cambio de campo había probado bien. En estas
circunstancias, el compromiso con el eterno rival ciudadano era una
piedra de toque estimable para el equipo de Kubala y compañía, y más si
tenemos en cuenta que entonces los dos equipos barceloneses compartían
la segunda posición con el Atlético de Madrid , a sólo un punto del
líder Real Madrid. Además, la última vez que ambos equipos se habían
enfrentado había estado en la final de Copa, disputada en el estadio de
Montjuïc el 16 de junio de 1957, un partido que pasó a la historia como
la final del miedo para las grandes precauciones defensivas que tomaron
tanto el Barça como el Espanyol y que no se decidió hasta el minuto 79
gracias al gol del barcelonista Sampedro.
Llegados a este punto, el pronóstico del primer derby del Camp Nou parecía bastante incierto. Sin embargo, en la práctica el encuentro no tuvo color y la superioridad azulgrana fue bien manifiesta, tanto por juego como por oportunidades. El Barça jugó de manera soberbia, destacando en especial un Kubala sencillamente excelso y un Basora omnipresente que participó en todos los goles barcelonistas. El resultado final de 3-1 no reflejó con exactitud lo que sucedió en el terreno de juego, ya que el equipo culé habría podido conseguir una diferencia de cuatro o cinco goles.
Llegados a este punto, el pronóstico del primer derby del Camp Nou parecía bastante incierto. Sin embargo, en la práctica el encuentro no tuvo color y la superioridad azulgrana fue bien manifiesta, tanto por juego como por oportunidades. El Barça jugó de manera soberbia, destacando en especial un Kubala sencillamente excelso y un Basora omnipresente que participó en todos los goles barcelonistas. El resultado final de 3-1 no reflejó con exactitud lo que sucedió en el terreno de juego, ya que el equipo culé habría podido conseguir una diferencia de cuatro o cinco goles.
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