Los estatutos aprobados en el año 1911 explicaban con detalle cómo
funcionaba esta relación, Junta-Comisión Deportiva, explicitada en
diversos artículos del Reglamento interno que desarrollaron los
estatutos. Según esta normativa del club, los jugadores de cada equipo
eran los que elegían al capitán y al subcapitán. Al hacer esta elección,
los jugadores:
- "procurarán que el nombramiento recaiga en jugadores de su categoría que tengan más conocimiento del juego y carácter para saberse elevar sobre sus compañeros"; o sea, que desde un primer momento se intentaba que fuesen los que más conocían el juego y las reglas, lógicamente, para poder intervenir cerca del árbitro. Pero también, y se trata una constante hasta el día de hoy, tenían que elegir a aquel que tuviese más ascendencia o influjo sobre sus compañeros. Por lo tanto en la elección, tanto cabía un argumento técnico como uno psicológico. El Reglamento del club también preveía una especie de moción de censura sobre el capitán, de modo que las dos terceras partes de los jugadores podían sustituir al capitán o al subcapitán cuando juzgaban insuficiente su gestión. Los jugadores podían hacer eso, pero mientras estaban en el campo tenían que obedecer al capitán. Incluso, un artículo del Reglamento lo decía así de claro, afirmando que para los jugadores era una obligación
"obedecer sin derecho de protesta de ninguna clase, mientras dure el partido o permanezca en el campo de juego, al capitán so pena de ser expulsado del campo y a ser excluido del equipo por la Comisión Sportiva". El Reglamento iba más lejos y dedicaba uno de sus artículos a definir qué le correspondía hacer al capitán del equipo.
- "procurarán que el nombramiento recaiga en jugadores de su categoría que tengan más conocimiento del juego y carácter para saberse elevar sobre sus compañeros"; o sea, que desde un primer momento se intentaba que fuesen los que más conocían el juego y las reglas, lógicamente, para poder intervenir cerca del árbitro. Pero también, y se trata una constante hasta el día de hoy, tenían que elegir a aquel que tuviese más ascendencia o influjo sobre sus compañeros. Por lo tanto en la elección, tanto cabía un argumento técnico como uno psicológico. El Reglamento del club también preveía una especie de moción de censura sobre el capitán, de modo que las dos terceras partes de los jugadores podían sustituir al capitán o al subcapitán cuando juzgaban insuficiente su gestión. Los jugadores podían hacer eso, pero mientras estaban en el campo tenían que obedecer al capitán. Incluso, un artículo del Reglamento lo decía así de claro, afirmando que para los jugadores era una obligación
"obedecer sin derecho de protesta de ninguna clase, mientras dure el partido o permanezca en el campo de juego, al capitán so pena de ser expulsado del campo y a ser excluido del equipo por la Comisión Sportiva". El Reglamento iba más lejos y dedicaba uno de sus artículos a definir qué le correspondía hacer al capitán del equipo.
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