El 31 de marzo de 1988, Josep Lluís Núñez era increpado por diversos
aficionados blaugranas a la llegada del equipo, cerca de la una y media
de la madrugada en el aeropuerto de El Prat de Llobregat. Mientras
diversos jugadores eran aclamados, podían escucharse nítidamente los
gritos de: "Barça, sí; Núñez, no", tan comunes en aquella temporada y
entonados por decenas de los seguidores que guardaban al equipo, si bien
un portavoz del club (para quitar leña al asunto) indicaba que "falta
por saber cuántos de esos que gritan son socios de la entidad". El caso
es que Núñez salía del aeropuerto protegido por las fuerzas del orden.
Para más "inri" la directiva había decidido no llevar la Copa a la Plaça
de Sant Jaume (como era habitual en aquellos años) para evitar una
posible manifestación de jóvenes extremistas y "boixos nois" contra
Núñez y su directiva, temían una repetición de aquellos gritos de,
"Neeskens, Neeskens" y un probable "referéndum popular" favorable a
Bernd Schuster. que se había quedado en Madrid, para festejarlo en
familia o como decían las malas lenguas para ultimar su fichaje con el
Real Madrid de Ramon Mendoza
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