Tras cumplir el mes largo de sancion, impuesto por el club y HH, Canito volvía a los entrenamientos y lo hizo con un impetú y unas ganas de las que adolecia antes de esa sanción. En la jornada matutina del 15 de enero de 1981, hubo una pugna entre Bernd Schuster y Canito que de haber tenido lugar en un partido oficial y bajo la mirada de un colegiado, es seguro que hubiese acabado con la expulsion de ambos ya que tampoco se había quedado atrás. En el curso del partidilio ambos se marcaron a "cara de perro" y se prodigaron diversas caricias. En una de ellas Canito quedó tendido en el suelo quejándose de un tobillo, sin que el aleman se dignase dirigirle la menor mirada por no hablar, ya de palabras de disculpa. Claro que la revancha del impulsivo jugador catalan no se hizo esperar y a la primera ocasion hizo una entrada en plancha a Schuster que de no haberla evitado este con un gran salto es seguro que le habria dejado el tobillo lastimado aún en peores condiciones.
Todas estas entradas fueron observadas por el Técnico Blaugrana, Helenio Herréra, que en ninguna ocasión hizo nada por evitarlas o llamar al orden a los jugadores, para evitar males mayores
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