La primera entrega de la serie "Delantero" decepcionó a los
telespectadores de TVE. Aunque puede que, por aquellos días, positivo
que el FC Barcelona sirvera de marco a una serie de ambiente
futbolístico emitida en diversos estados, lo peor el insulso argumento
y, sobretodo, algunos defectos de planteamiento y de dirección, que eran
bastante infantiles, arruinaban el resultado final.
Sin entrar en la parte sentimental del argumento, algunos aspectos de la afición blaugrana y de la propia ciudad parecen tercermundistas, se intentaba de alguna forma más o menos ocuta de menospreciar a la ciudad y al club. No dejaba de ser una estupidez que al protagonista, británico, le siente mal una ración de pulpitos consumida en un restaurante de primera categoría. Y cuando se entraba en los aspectos futbolísticos, la cosa iba de mal en peor. La presentación del equipo, ante unas decenas de aficionados, eso si con muchas banderas, fue una ridiculez si la comparamos con el multitudinario y vibrante ambiente de la realidad blaugrana.
Sin entrar en la parte sentimental del argumento, algunos aspectos de la afición blaugrana y de la propia ciudad parecen tercermundistas, se intentaba de alguna forma más o menos ocuta de menospreciar a la ciudad y al club. No dejaba de ser una estupidez que al protagonista, británico, le siente mal una ración de pulpitos consumida en un restaurante de primera categoría. Y cuando se entraba en los aspectos futbolísticos, la cosa iba de mal en peor. La presentación del equipo, ante unas decenas de aficionados, eso si con muchas banderas, fue una ridiculez si la comparamos con el multitudinario y vibrante ambiente de la realidad blaugrana.
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