El 4 de septiembre de 1994, Abelardo daba el susto. El equipo se
encontraba alojado en un hotel de Asturias, para disputar el partido
contra el Sporting de Gijón. A primera hora de la mañana el "Pitu"
Abelardo resbalaba en la bañera del hotel donde se encontraba
concentrado el Barcelona y quedó dentro de ella inconsciente y
sangrando. Fue su compañero de habitación, el "Chapi" Ferrer, quien se
lo encontró, tras oír el golpe, y salió corriendo a avisar al doctor
Baños. Todo esto ocurría a las diez y cinco de la mañana. Como
consecuencia del golpe, Johan Cruyff se vio obligado a dejarlo fuera del
equipo.
Tras examinarlo, el doctor Baños manifestaba: "Ha resbalado en la bañera y ha caido de cara. El golpe le ha ocasionado una lipotimia. Sufre un importante traumatismo craneoencefálico, le hemos puesto dos puntos de sutura en la ceja, tiene también una herida en la nariz el pómulo inflamado y con los dientes se ha cortado el labio. Ya esta totalmente consciente, pero debe estar como mínimo 24 horas en observación, como ocurre siempre con los golpes en la cabeza. A pesar de todo Abelardo pudo acudir con sus compañeros a El Molinón. El jugador fue inscrito en el acta arbitral, pero simplemente para completar, ya que el médico le había descartado por completo y el propio Johan Cruyff decidio que no le utilizaría. El rostro de Abelardo parecía más el de un boxeador que el de un jugador de fútbol.
Tras examinarlo, el doctor Baños manifestaba: "Ha resbalado en la bañera y ha caido de cara. El golpe le ha ocasionado una lipotimia. Sufre un importante traumatismo craneoencefálico, le hemos puesto dos puntos de sutura en la ceja, tiene también una herida en la nariz el pómulo inflamado y con los dientes se ha cortado el labio. Ya esta totalmente consciente, pero debe estar como mínimo 24 horas en observación, como ocurre siempre con los golpes en la cabeza. A pesar de todo Abelardo pudo acudir con sus compañeros a El Molinón. El jugador fue inscrito en el acta arbitral, pero simplemente para completar, ya que el médico le había descartado por completo y el propio Johan Cruyff decidio que no le utilizaría. El rostro de Abelardo parecía más el de un boxeador que el de un jugador de fútbol.
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