Un posible penalti a Rifé aumentó todavía más la tensión. En la recta
final del partido, comenzaron a saltar espectadores al campo. Los
"Grises" de la época se veían incapaces de frenar aquel alud humano y
comenzaron a golpear, tanto sobre gente que había quedado dentro del
campo como en los alrededores del recinto, y sin diferenciar entre
hombres, mujeres o niños.
Guruceta decide suspender definitivamente el encuentro a 5 minutos del final. La gente saltó al campo y tuvieron que intervenir las fuerzas de seguridad. Varios jugadores barcelonistas fueron alzados a hombros, como los toreros, en su camino hacia los vestuarios.
El Comité de Competición, cuatro días después, sancionó al FC Barcelona con la máxima multa, 90.000 pesetas, y aviso de cierre del campo. También castigaba a Eladio con dos partidos y suspendía por seis meses a Guruceta. Esto último provocó la indignación del presidente del Comité de Arbitros, José Plaza, que acabó dimitiendo.
En estas circunstancias tan tensas el régimen franquista marcó con rojo la fecha del 28 de junio, día de la final de Copa del Generalísimo, que se tenía que disputar en el mismo Camp Nou entre el Real Madrid y el Valencia. La elección del estadio barcelonista no se hizo por proximidad geográfica con los dos finalistas, ya que en aquella época de dictadura todas las finales de Copa se solían jugar en el Santiago Bernabéu fueran cuales fueran los rivales. La razón era el imperativo legal: desde el 18 de junio Francisco Franco se encontraba en Barcelona en visita oficial y la agenda del dictador era la que mandaba.
La final la jugaron el Valencia y el Madrid. Ganó el equipo madrileño por 3-1, hubo invasión por parte de los aficionados del Madrid, pero esta vez los "grises" se la comieron doblada y no tuvieron cojones de agredir a esos aficionados
Guruceta decide suspender definitivamente el encuentro a 5 minutos del final. La gente saltó al campo y tuvieron que intervenir las fuerzas de seguridad. Varios jugadores barcelonistas fueron alzados a hombros, como los toreros, en su camino hacia los vestuarios.
El Comité de Competición, cuatro días después, sancionó al FC Barcelona con la máxima multa, 90.000 pesetas, y aviso de cierre del campo. También castigaba a Eladio con dos partidos y suspendía por seis meses a Guruceta. Esto último provocó la indignación del presidente del Comité de Arbitros, José Plaza, que acabó dimitiendo.
En estas circunstancias tan tensas el régimen franquista marcó con rojo la fecha del 28 de junio, día de la final de Copa del Generalísimo, que se tenía que disputar en el mismo Camp Nou entre el Real Madrid y el Valencia. La elección del estadio barcelonista no se hizo por proximidad geográfica con los dos finalistas, ya que en aquella época de dictadura todas las finales de Copa se solían jugar en el Santiago Bernabéu fueran cuales fueran los rivales. La razón era el imperativo legal: desde el 18 de junio Francisco Franco se encontraba en Barcelona en visita oficial y la agenda del dictador era la que mandaba.
La final la jugaron el Valencia y el Madrid. Ganó el equipo madrileño por 3-1, hubo invasión por parte de los aficionados del Madrid, pero esta vez los "grises" se la comieron doblada y no tuvieron cojones de agredir a esos aficionados
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