Pep Guardiola, que era entrenador del Barça Atlètic, y metido de lleno
en la fase de ascenso a Segunda B, firmaba como nuevo entrenador del
primer equipo, comprometiéndose por espacio de dos temporadas. El de
Santpedor había sido el elegido para empezar una nueva etapa después de
un lustro con Frank Rijkaard en el banquillo del Camp Nou. Y aceptó el
reto. "Es una gran responsabilidad", dijo Guardiola, un hombre de la
casa que había pasado por todas las divisiones inferiores y que había
triunfado en el primer equipo, llegando a ser capitán y muy respetado
por su talento y corrección dentro y fuera de los terrenos de juego.
Confesó que "todo ha ido muy rápido. Hace poco que lo decidí y hoy se
hace oficial, pero trato de no despistarme, debo pensar en el Barbastro
(el último rival en la fase de ascenso) y nada más a pesar de que es
inevitable que la cabeza se me vaya de vez en cuando. El filial tiene
que estar en una categoría superior. Habrá tiempo para hablar y pensar
en el futuro". Llegaba con Tito Vilanova (qepd) como segundo, el mismo
con el que empezó su aventura técnica en Tercera División al frente del
filial barcelonista, esa misma temporada
A este acto sólo tuvo acceso BarçaTv (la televisión del club) que concluyó con la fotografía para la posteridad, en la que Laporta se mostró muy afectuoso con Guardiola y Tito Vilanova
A este acto sólo tuvo acceso BarçaTv (la televisión del club) que concluyó con la fotografía para la posteridad, en la que Laporta se mostró muy afectuoso con Guardiola y Tito Vilanova
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