El 19 de mayo de 1991, en el Palau Blaugrana el Barcelona se proclamó
campeón de la Copa de Europa. En la ida se había perdido en Zrenjanin
(Serbia) ante el Proleter Zrenjanin por 23-21. Aunque la final no tuvo
la calidad propia de una final de la Copa de Europa. Si estuvo en
cambio, en la emoción que se vivió en el centro de la pista, en las
gradas y en el palco fue indescriptible. Hasta el minuto final del
encuentro, nadie sabía a ciencia cierta si el Barcelona lograría, por
fin tan ansiado trofeo o como ocurrió el año anterior ante el Minsk,
volaría de nuevo lejos de nuestras vitrinas. Serrano marco el 20-17 a
falta de tres minutos del final y tal fue el nivel de agresividad
defensiva de ambos equipos, que no fueron capaces de moverlo en uno u
otro sentido, en aquel equipo despuntaban tres jovenes valores:
Barrufet, Masip y Urdangarin que junto a veteranos como Rico, Sagalés y
Serrano o el mejor jugador del Mundo de aquella temporada: Vesselin
Vujovic cumplieron con el sueño de los aficionados
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