José Mourinho (Setúbal [Portugal], 26 de enero de 1963) llegó al Barça
en 1996 con sólo 33 años. Hay una creencia de que José Mourinho ha
tenido una etapa de traductor en el fútbol, pero no es del todo así.
Cuando llegó al FC Barcelona su labor podía ser la de traductor en las
ruedas de prensa. Pero en realidada, su labor era más compleja que la de
un traductor ya que también participaba y de manera activa en los
entrenamientos. Antes de la aventura del FC Barcelona ambos habían
trabajado juntos en el Sporting de Lisboa. Cuando se marchó Bobby Robson
y con la llegada de Louis Van Gaal siguió haciendo la misma labor,
aunque cada vez estaba más clara su figura de ayudante. A pesar de ello
tuvo más fama de ser un mal "traductor" de inglés de Bobby Robson, que
de ser un técnico contrastado y con suficiente empaque como para
sentarse en el banquillo del Camp Nou. (Quien sabe si algún día lo hara)
Su apariencia, joven, bien parecido, locuaz ante la prensa, jugaron desde el principio en su contra y durante algunos meses hubo mucha gente en el entorno culé que sólo vio en él, a un "entrenadorcillo avispado" que se arrimaba a Robson, que ya tenía 63 años, para medrar a su sombra y a su costa. Sin embargo, dentro del vestuario, "Mou" se empezó a ganar el respeto de muchos profesionales, no todos, desde el primer día. Con sus conocimientos y también con su actitud inteligente y valiente.
Nada más aterrizar en el Camp Nou, Mourinho se escandalizó al ver que el banquillo del Barça era el que estaba situado en la parte izquierda de Tribuna. "¡No puede ser! El banquillo tiene que estar a la derecha, que es donde está el línier que marca nuestro ataque o el del rival. Hay que estar cerca de él para presionarle, para apretarle, para comerle la oreja... Y si nos pita dos fueras de juego seguidos, al tercero se lo pensará". En esto Mourinho no ha cambiado demasiado, a pesar de todo el banquillo local, sigue estando a la izquierda.
Tampoco rehuyó la polémica en su primer año. De él se dejaron caer comentarios maledicentes desde las cloacas del Camp Nou. Incluso se rumoreó que tenía con Robson, algo más que una buena amistad y una estrecha relación profesional. La respuesta de Mourinho a esas caluminias fue tan huérfana de tacto como contundente: "Quien piense que soy homosexual que me traiga a su hermana", dijo en una entrevista. Ya entonces no tenía pelos en la lengua. Tampoco evitó el conflicto con otros técnicos: con Luis Fernández casi llegó a las manos en un Athletic Club-Barça que perdió el equipo de Robson.
Su apariencia, joven, bien parecido, locuaz ante la prensa, jugaron desde el principio en su contra y durante algunos meses hubo mucha gente en el entorno culé que sólo vio en él, a un "entrenadorcillo avispado" que se arrimaba a Robson, que ya tenía 63 años, para medrar a su sombra y a su costa. Sin embargo, dentro del vestuario, "Mou" se empezó a ganar el respeto de muchos profesionales, no todos, desde el primer día. Con sus conocimientos y también con su actitud inteligente y valiente.
Nada más aterrizar en el Camp Nou, Mourinho se escandalizó al ver que el banquillo del Barça era el que estaba situado en la parte izquierda de Tribuna. "¡No puede ser! El banquillo tiene que estar a la derecha, que es donde está el línier que marca nuestro ataque o el del rival. Hay que estar cerca de él para presionarle, para apretarle, para comerle la oreja... Y si nos pita dos fueras de juego seguidos, al tercero se lo pensará". En esto Mourinho no ha cambiado demasiado, a pesar de todo el banquillo local, sigue estando a la izquierda.
Tampoco rehuyó la polémica en su primer año. De él se dejaron caer comentarios maledicentes desde las cloacas del Camp Nou. Incluso se rumoreó que tenía con Robson, algo más que una buena amistad y una estrecha relación profesional. La respuesta de Mourinho a esas caluminias fue tan huérfana de tacto como contundente: "Quien piense que soy homosexual que me traiga a su hermana", dijo en una entrevista. Ya entonces no tenía pelos en la lengua. Tampoco evitó el conflicto con otros técnicos: con Luis Fernández casi llegó a las manos en un Athletic Club-Barça que perdió el equipo de Robson.
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