El 15 de agosto de 2011, cuando el reloj marcaba las 13.30 horas y con una estricta puntualidad inglesa Cesc saltaba al Camp Nou desde el túnel de vestuarios mientras sonaba el himno del Barça por los altavoces del estadio. Un camino que hasta ahora sólo había hecho vistiendo la camiseta del Arsenal FC cuando se había enfrentado con el equipo blaugrana. La afición, que desde las 12 del mediodía había comenzado a llenar los asientos del estadio, recibió con una sonora ovación al nuevo jugador blaugrana. Desde el primer instante la cara de Cesc desprendía una gran felicidad para volver a casa. Bajo la atenta mirada de su familia, situada en las primeras filas de la tribuna principal, el nuevo fichaje del Barça saludaba a los culés, y comenzo con los habituales toques con el balón y luciendo con orgullo la camiseta blaugrana con el mítico nº 4. Un beso al escudo y unos golpes en el corazón para agradecer el apoyo sirvieron para dar paso a unas palabras que Cesc había dirigido a la afición.
- "He esperado muchos días, muchas meses, muchos años para que llegue ese momento. Para mí es un día muy especial. Vuelvo a casa después de ocho años fuera" [...] "Muchos le decepcionó mi salida pero estoy aquí para superar el reto más difícil de mi vida".