Un día, antes de jugar una final de la Copa del Rey, el bueno de Ricardo
charlaba animadamente con un chavalín en el vagón restaurante del tren.
Que el crío sabía de fútbol, y parecía entender bien este deporte. Y
además era simpático, vaya, así que Zamora, agradecido por el buen rato,
acabó ofreciéndole unas entradas para el partido que el otro,
amablemente, declinó aceptar. Y cuando el muchacho abandona la estancia
un compañero se acerca a Zamora y le pregunta si no ha reconocido a su
imberbe interlocutor. El portero se encoge de hombros. "Pero si es el
infante Don Jaime de Borbón" (a las horas era el Principe de Asturias),
le dicen. Y a Zamora le llevan los demonios, azorado por la situación.
Evidentemente eran otras épocas
dissabte, 7 d’abril del 2018
Cap. 4312: El "muñeco" del "Divino" Zamora
Ricardo Zamora, tenía fama de ser despistado, pero también muy
supersticioso. De lo segundo da buena cuenta su larguísimo ritual antes
de los partidos, que concluía siempre colocando un pequeño muñeco de
trapo en la portería, ese que algún "aficionado" malintencionado le robó
provocando una larga racha de errores en Ricardo hasta que consiguió
hacerse otro prácticamente igual. O lo perdió y luego lo recuperó, que
de todo dicen las crónicas. Claro que algún partido seria su amigo y
máximo rival Pep Samitier quien el jugo alguna mala pasada,
escondiendole el "muñeco"
Cap. 4311: Tejedor, no ficha por el Madrid
A Joaquim Tejedor Tresserres le toco vivir la época del "Barça de Les
Cinc Copes", claro, con tantos cracks le tocó ver la mayoría de los
partidos desde la grada. Entonces no había sustitucione y, por ello,
decidió cambiar de aires. Tras su etapa en el club blaugrana, llegó
incluso a viajar a la capital de España para fichar por el Real Madrid,
pero el presidente Santiago Bernabeu tuvo que asistir a un funeral y no
pudo firmar. De vuelta en Barcelona, los directivos del RCE Espanyol le
hicieron una oferta, y prefirió quedarse allí. Estuvo tres temporadas en
el Espanyol, donde jugó un poco más pero tampoco llegó a ser nunca
titular indiscutible. Eso sí, se ganó el aprecio de la afición. Y
Joaquim amó por siempre más al club blanquiazul.