Era el 21 de enero de 1951, se jugaba en Les Corts la 19ª jornada del
campeonato liguero. César ese día protagonizaba uno de los episodios de
Fair Play más recordados. En el minuto tres de partido, Basora es
trabado dudosamente en el ára y el colegiado Bienzobas Ocariz señalaba
un penalty inexistente a favor del Barça. Muchos aficionados
consideraban aquella acción, como una compensación a lo ocurrido en el
partido de ida, donde todos los medios habían comentado que no había
pitado hasta dos acciones dentro del área murciana. El público, sin
embargo, arrancó con gritos de "¡fuera, fuera!" y se alineó a favor del
Murcia. César comprendió la actitud de los aficionados y no quiso lanzar
a gol y golpeó suavemente el balón a las manos del portero murcianista.
Sorprendentemente en ese mismo partido, cuando el Barcelona ganaba 1-0,
el Murcia conseguía el empate en un fuera de juego de toda la delantera.
Que pronto habían olvidado ese fair play. A pesar de todo el partido lo
ganaría el Barcelona 2-1
César, al final del partido, aseguró que regaló la pena máxima al
exespañolista Martí porque "yo no vi penalti, ni siquiera grave falta".
Agregó que no consultó con nadie su decisión, que no creía que mereciera
sanción o amonestación alguna y que "hubiera hecho lo mismo ante el
Athletic o el Madrid".